Hace unos años atrás un psiquiatra me pedía que me concentrara donde y como sentía ciertas emociones. La idea era identificar que es lo que nos pasaba físicamente con nuestras emociones… se me había olvidado ese ejercicio… hasta que el otro día sentí pena, tristeza, entonces casi de forma automática acerqué mi brazo a mi abrigo… había deliciosos 24 grados y un sol radiante, y yo me protegía bajo mi abrigo negro… entonces me subí al auto, unas lagrimas se escaparon de mis ojos humedeciendo mi mejilla y sin darme cuenta encendí la calefacción, en ese momento, me acorde del ejercicio y descubrí que la pena y el frio se sienten casi igual, solo que la pena no pasa con la calefacción del auto ni un abrigo largo.
…y tú, ¿donde sientes tus emociones?
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