Venia camino a la oficina en la mañana cuando miré mi celular, tenía una llamada perdida de mi mamá a eso de las 7:18… que raro, pensé, mi mamá nunca se despierta tan temprano…
La llame de vuelta, medio preocupada – Hola mamá, ¿Cómo estás?, - bien hija, ¿Cómo estás tú?
Note su voz súper extraña… ¿Qué pasó mamá? Sabía que a esa hora no podían ser buenas noticias….
Se murió la Gemita... hubo un silencio en la línea y ambas nos pusimos a llorar…
La Gemita era la nana de mi mamá hace más de 17 años, esa mujer incondicional que tenía la casa perfecta, con sus cosas, buenas y esas cosas no tan buenas, pero siempre con su buen carácter, siempre con su buena disposición.
La Gemita también pasaba algunas tardes por mi departamento y me ayudaba con el planchado y la limpieza… entonces me acordé, el viernes 24 de Diciembre, no alcance a pagarle, se fue antes de que yo volviera de la piscina, y tampoco le alcancé a entregar su regalo de navidad… esa tarde en cuanto llegue del gimnasio llame a la casa de mi mamá para preguntar si todavía andaba por ahí, pero me dijeron que ya se había ido… Javier me dijo, no te preocupes, le pagas el lunes y el regalo tendrá que esperar hasta el lunes…
Siempre pensamos que vamos a tener más tiempo para expresar nuestro cariño, siempre vamos a tener más tiempo para dar las gracias, siempre vamos a contar con un día más, sobre todo cuando las personas que están junto a nosotros están sanas… como Mi Gemita, no llego el Lunes, Dios se la llevo el Domingo, y yo me quedé con su regalo y si decirle Feliz Navidad!
Tengo un nudo en el corazón y en la garganta por lo que no dije y lo que no expresé…
Gracias mi Gemita por tus cuidados, por las veces que me sentía mal y tu pusiste mi casa bonita para subirme el ánimo, gracias mi Gemita por cuidarme las veces que estuve enferma, por plancharme la ropa a última hora, por prepararme comida especial por lo mañosa que soy, por no enojarte cada vez que llegue a almorzar sin avisar, por esperarme las veces que llegue tarde a almorzar. Gracias por no despertarme las veces que quería dormir hasta tarde, gracias por todas las cosas que no te di las gracias antes… y que ahora es demasiado tarde…
Quiero contarles aventuras, de cosas simples, de cosas divertidas, de viajes… en fin de lo cotidiano y glamoroso que nos puede pasar cualquier día.
lunes, diciembre 27, 2010
jueves, septiembre 23, 2010
Mi calabozo...
Mi calabozo está ubicado en la esquina de El Bosque con Isidora Goyenechea, muchos matarían por él... tiene nueve metros cuadrados, tres de profundidad y 6 de ancho, no tiene cama, pero si una silla reclinable y en vez de barrotes tiene una ventana de seis metros de largo que dan al poniente y que por razones obvias está sellada, sino no sería un calabozo… por las mañanas es frio y por más que le digo a uno de los guardias carceleros que por favor se apiade y suba la temperatura me congelo, en las tardes llega el sol y ahí soy feliz…
Mi grillete no está amarrado a mi pie derecho como antaño, está pegado a mi oreja derecha es negro, tiene dígitos y otras teclas varias con funcionalidades que me permiten comunicarme con otros prisioneros en otras partes del mundo!!! Hablamos por horas, todo el día estoy con mi grillete en la oreja, a veces no recuerdo por que y menos para que, solo se que del otro lado alguien habla y a veces tengo que responder.
Mis manos están pegadas (otro grillete) a una maquina con muchas teclas y una pantallita, donde llegan correos, los que debo contestar de forma rápida, de otra forma hay posibilidades de que cosas terribles ocurran, tan terribles que hasta ahora no me atreví a experimentar, serán como los antiguos electroshock?
Cuando tengo la posibilidad de desamárrame de estos grilletes, hay uno que esta adosado a mi, le llaman Blackberry, es un aparato chico que chilla y se mueve en mi cartera y cada vez que eso pasa yo tengo que tener una reacción, dejar de hacer cualquier cosa que esté haciendo y prestarle atención, mirar que es lo que está pasando… es más poderoso que las mascotas virtuales que se morían si uno no les daba comida a tiempo… aquí ocurren las mismas cosas terribles que no me atreví a experimentar…. Uno debe descifrar importante información a través de una pantallita pequeña, procesarla y dar una respuesta, todo en lo que llamamos en tiempo real…
Mi grillete no está amarrado a mi pie derecho como antaño, está pegado a mi oreja derecha es negro, tiene dígitos y otras teclas varias con funcionalidades que me permiten comunicarme con otros prisioneros en otras partes del mundo!!! Hablamos por horas, todo el día estoy con mi grillete en la oreja, a veces no recuerdo por que y menos para que, solo se que del otro lado alguien habla y a veces tengo que responder.
Mis manos están pegadas (otro grillete) a una maquina con muchas teclas y una pantallita, donde llegan correos, los que debo contestar de forma rápida, de otra forma hay posibilidades de que cosas terribles ocurran, tan terribles que hasta ahora no me atreví a experimentar, serán como los antiguos electroshock?
Cuando tengo la posibilidad de desamárrame de estos grilletes, hay uno que esta adosado a mi, le llaman Blackberry, es un aparato chico que chilla y se mueve en mi cartera y cada vez que eso pasa yo tengo que tener una reacción, dejar de hacer cualquier cosa que esté haciendo y prestarle atención, mirar que es lo que está pasando… es más poderoso que las mascotas virtuales que se morían si uno no les daba comida a tiempo… aquí ocurren las mismas cosas terribles que no me atreví a experimentar…. Uno debe descifrar importante información a través de una pantallita pequeña, procesarla y dar una respuesta, todo en lo que llamamos en tiempo real…
Aguien dijo por ahí que la esclavitud no fue abolida fue cambiada por jornadas de trabajo, quien sabe tal vez hay algo de real en eso, no hay grilletes que nos aten físicamente, pero aquí estoy en mis metros cuadrados con orientación poniente (soy muy privilegiada porque veo el sol todos los días!!!)….al menos puedo decir que me gusta lo que hago, lo que definitivamente es un gran avance!
viernes, septiembre 03, 2010
Encuentros
Hoy, como solía hacerlo seguido, me junté con la Luli a almorzar, solíamos almorzar al menos una vez por semana juntas… pero en un momento pensé que si dejaba de almorzar fuera de la oficina podía dedicar una hora a yoga o a pilates… resultado dedique una hora más al trabajo y dejé de disfrutar esos momentos mágicos de juntarse con una buena amiga a almorzar, pilates y yoga duraron una semana y hoy mi agenda está llena de reuniones almuerzos o teleconferencias en horarios convenientes para otros países…
Como era una costumbre que había perdido, estaba apurada, miraba el reloj, tenía que llegar pronto… ¿en qué momento me convertí en una persona tan importante que lo más importante como son estar con las personas que amamos dejó de ser lo primordial?
Como nuestros últimos almuerzos ocurren de forma esporádica centramos parte de la conversación en lo que nos complica, esas cosas que no podemos ventilar en nuestro entorno familiar, porque este podría ser el único lugar donde no vamos a ser juzgadas, hay un pacto que es anterior a las parejas, al trabajo en su caso a los hijos, es un pacto que ocurrió cuando todavía éramos adolescentes, es un pacto que tal vez nunca firmamos, pero que ha estado presente en nuestras vidas siempre, así es la amistad!!! Maravillosa.
En un momento de la conversación ella me comenta de la nostalgia de su último año de colegio de su época de universitaria, de los sueños de aquel entonces… donde están esos sueños… entonces pienso en esa niña con falda gris y camisa blanca que solía ser antes de los 18 años, y si me encontrara hoy con ella y le contara lo “importante” que iba a ser a los 36… ella no me lo habría creído, ella no quería ser importante… pero más fuerte aún, si le contara que sus sueños… que la vida que ella planeo para sus 36 no va a tener nada que ver con lo que va a pasar cuando tenga 36… tal vez ella lloraría de forma desconsolada, no están los hijos, ni la casa, ni la familia en que ella fundaba todos sus sueños, hay miles de otras cosas que la hacen hoy una mujer bien considerada, pero justo esas que ella soñaba, justo esas que ella planeaba mientras caminaba al colegio… esas no están.
Como era una costumbre que había perdido, estaba apurada, miraba el reloj, tenía que llegar pronto… ¿en qué momento me convertí en una persona tan importante que lo más importante como son estar con las personas que amamos dejó de ser lo primordial?
Como nuestros últimos almuerzos ocurren de forma esporádica centramos parte de la conversación en lo que nos complica, esas cosas que no podemos ventilar en nuestro entorno familiar, porque este podría ser el único lugar donde no vamos a ser juzgadas, hay un pacto que es anterior a las parejas, al trabajo en su caso a los hijos, es un pacto que ocurrió cuando todavía éramos adolescentes, es un pacto que tal vez nunca firmamos, pero que ha estado presente en nuestras vidas siempre, así es la amistad!!! Maravillosa.
En un momento de la conversación ella me comenta de la nostalgia de su último año de colegio de su época de universitaria, de los sueños de aquel entonces… donde están esos sueños… entonces pienso en esa niña con falda gris y camisa blanca que solía ser antes de los 18 años, y si me encontrara hoy con ella y le contara lo “importante” que iba a ser a los 36… ella no me lo habría creído, ella no quería ser importante… pero más fuerte aún, si le contara que sus sueños… que la vida que ella planeo para sus 36 no va a tener nada que ver con lo que va a pasar cuando tenga 36… tal vez ella lloraría de forma desconsolada, no están los hijos, ni la casa, ni la familia en que ella fundaba todos sus sueños, hay miles de otras cosas que la hacen hoy una mujer bien considerada, pero justo esas que ella soñaba, justo esas que ella planeaba mientras caminaba al colegio… esas no están.
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