Estos días el tema de la confianza me ha
dado tantas vueltas que me tiene mareada…. Desde exceso de confianza y como le
enseñamos a los niños a no confiar… y ¿en mi organización, puedo confiar? Al
final del día ¿es un lujo la confianza o una necesidad vital?.
Entonces recordé de las enseñanzas
primarias que mi padre me entre sobre el lenguaje, en una época en que, voy a
aclarar, internet no estaba disponible en los hogares; entonces existían las
enciclopedias y por sobre todo, guía básica para estar seguros de que estamos
expresando lo que queremos expresar, el diccionario de la RAE (Real Academia
Española).
Tener un diccionario de la RAE, en que tiempo, era un lujo, así que los estudiantes nos conformábamos con el
“Sopena”… hoy debemos elegir entre la definición de la RAE, la de Wikipedia o
de algún otro que escriba lo suficiente para significar una palabra… pero
acudiendo a los dos primeros, hoy quise referirme a la confianza, porque si… ¿o
porque no?
Y quiero escribir muchas ideas que se me
vienen a la mente, pero guardando el debido respeto por las palabras, quiero
primero buscar definiciones comunes que tengamos acerca del termino “Confianza”
RAE: confiar
Del lat. *confidāre,
por confidĕre.
Conjug. c.
enviar.
1. tr. Encargar o
poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa.
2. tr. Depositar
en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene,
la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. U. t. c. prnl.
3. tr. Dar
esperanza a alguien de que conseguirá lo que desea.
4. intr. Esperar
con firmeza y seguridad. U. t. c. prnl.
Y
porque no? El de Wikipedia:
Confianza: En sociología y psicología social, la confianza
es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera
adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se
verá más o menos reforzada en función de las acciones. La confianza es
una hipótesis sobre la conducta futura del otro.
En fin sea la una o la otra la confianza
es una emoción que nos pone en las manos de otro… y tal vez, sea la primera
emoción de un humano, incluso antes de nacer, antes de incluso de amar a la madre,
es confiar que esta madre, nos nutrirá, nos cuidará, nos protegerá de manera que
podamos crecer hasta el momento en que podamos hacernos cargos de nosotros
mismos…
Esto casi parece cadena perpetua para la
madre considerando que cada día más los seres humanos nos demoramos mas años en
hacernos cargo de nosotros mismos, pero confiamos, desde el minuto que somos
concebidos comenzamos a confiar, que nuestra madre hará lo que sea mejor para
mi, es decir no beberá, no fumará, ira al doctor, se cuidará, para darme el
entorno que necesito para nacer… y nacemos…
Y seguimos tan frágiles que seguimos
dependiendo del cuidado, del amor y de las conductas necesarias para nuestra
subsistencia, confíanos, desde el minuto que nacemos que seremos alimentados,
confiamos que seremos abrigados, que seremos protegidos contra animal salvaje a atacarnos… y
desde la confianza total y absoluta comenzamos a crecer… aprendemos que si
sonreímos tendremos mas caricias, aprendemos a reír frente a los seres que
“confiamos”, somos muy pequeños para distinguir y en nuestros cerebros hay solo
dos ideas, sobrevivir o morir… no hay buenos, no hay malos, hay quienes nos
cuidan y podemos seguir viviendo y punto, el resto no existe….
Algunos años después… podrían ser 20, 30,
40 o más ya esa figura que nos cuida y esta 100% comprometida con nuestra
subsistencia nos ha ido espacio para nuestro crecimiento… y desconfiamos… ya no estamos tan seguros
que el otro actuará de manera adecuada… salimos a cenar y ya no estamos seguros
que otros conductores manejarán de acuerdo a las normas… nada nos asegura que
no bebieron… pero antes de eso, tenemos 17 años, y desconfiamos del profesor,
que por ahí le pone mejor nota a la niña o niño que son mas amorosos con el… y
antes… bastante antes… no podemos confiar en un desconocido, porque si nos
ofrece ayuda, tal vez sea para dañarnos… y entonces en este retroceder del
tiempo nace mi pregunta y reflexión… para la que no tengo respuesta!. ¿en que
momento de nuestra vida fuimos vulnerados o; nuestros padres como mecanismo de
supervivencia nos enseñaron a desconfiar?
Lo aprendimos de forma temprana, nos
decían “no hables con desconocidos”, o nos decían “si te ofrecen algo en la calle
debes decir que no!” y déjenme contarles... dentro de mi formación o deformación me parecía
ok. Pero ¿estaba bien?
Si alguno tiene la oportunidad de ver el
gozo de un niño a eso del año dos meses vera que el padre lo lanza al aire, el
niño disfruta la sensación de volar, ríe, a carcajadas y el padre lo toma en
los brazos, lo besa y vuelve a repetir el juego… el niño ríen porque confía;
confía que el padre lo tomará antes de caer, y es por eso que esta experiencia
le resulta deliciosa, experimentar la adrenalina, pero sabiendo que “alguien”
lo salvará antes de caer….
Y que pasaría si el padre lo deja caer, y
le dice… “esto es para que aprendas a no confiar en nadie”…. Uf ¿era necesaria
esta lección a los 15 meses de vida?...
En fin... resulta que los padres van recibiendo información de sus hijos y en el proceso ellos la aceptan o la juzgan, trasformándose de esta forma en sus guardianes o sus verdugos… y
es en ese ambiente que los niños aprenden a decir lo que sienten, a expresarlo,
incluso a pedir ayuda o a guardar secretos muy dolorosos en sus corazones.
Uf tirón de oreja para algunos padres…
estamos dispuestos a oír a nuestros niños o los sancionaremos sin darle
atención…. Esto me desvía del tema que quería hablar que era la confianza en
las organizaciones, sin embargo… me parece tan relevante que los niños sean
capaces de crecer en un ambiente de hablar con sus padres que son su mayor amor
de forma libre, espontanea y sin juicios…
Entonces se me viene una petición
primordial: Padres: conviértanse en el primer consejero de sus hijos… que sean
a ustedes a quienes ellos acudan para “las preguntas” de la vida… establezcan un
ambiente cálido y abierto, sin juicios, para que ellos puedan recurrir a
ustedes con sus preguntas, sus temas, sus alegrías y aquello que les aprieta el
corazón… si somos capaces de establecer esta conexión con los niños, nos
evitaremos historias tan triste como aquellas de niños abusados, porque antes del abuso ellos van a
hablar con libertad con ustedes y ustedes sin juicios estarán atentos, y serán
la primera línea de defensa para ellos, no en frente de un juez, sino muchísimo
antes de que ellos vivan una situación para la cual no están preparados.
Voy a dejar el tema de la confianza en las organizaciones o en quienes nos lideran para otro día... iba para allá... pero esta reflexión me pareció mas fuerte y potente...
Padres: ¡Escuchen a sus niños, en el lenguaje que los tienen para ofrecerles!