lunes, diciembre 26, 2016

De la confianza y otras ideas


Estos días el tema de la confianza me ha dado tantas vueltas que me tiene mareada…. Desde exceso de confianza y como le enseñamos a los niños a no confiar… y ¿en mi organización, puedo confiar? Al final del día ¿es un lujo la confianza o una necesidad vital?.

Entonces recordé de las enseñanzas primarias que mi padre me entre sobre el lenguaje, en una época en que, voy a aclarar, internet no estaba disponible en los hogares; entonces existían las enciclopedias y por sobre todo, guía básica para estar seguros de que estamos expresando lo que queremos expresar, el diccionario de la RAE (Real Academia Española).
Tener un diccionario de la RAE, en que tiempo, era un lujo, así que los estudiantes nos conformábamos con el “Sopena”… hoy debemos elegir entre la definición de la RAE, la de Wikipedia o de algún otro que escriba lo suficiente para significar una palabra… pero acudiendo a los dos primeros, hoy quise referirme a la confianza, porque si… ¿o porque no?

Y quiero escribir muchas ideas que se me vienen a la mente, pero guardando el debido respeto por las palabras, quiero primero buscar definiciones comunes que tengamos acerca del termino “Confianza”

RAE: confiar
Del lat. *confidāre, por confidĕre.
Conjug. c. enviar.
1. tr. Encargar o poner al cuidado de alguien algún negocio u otra cosa.
2. tr. Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa. U. t. c. prnl.
3. tr. Dar esperanza a alguien de que conseguirá lo que desea.
4. intr. Esperar con firmeza y seguridad. U. t. c. prnl.

Y porque no? El de Wikipedia:
Confianza: En sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones. La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro.

En fin sea la una o la otra la confianza es una emoción que nos pone en las manos de otro… y tal vez, sea la primera emoción de un humano, incluso antes de nacer, antes de incluso de amar a la madre, es confiar que esta madre, nos nutrirá, nos cuidará, nos protegerá de manera que podamos crecer hasta el momento en que podamos hacernos cargos de nosotros mismos…

Esto casi parece cadena perpetua para la madre considerando que cada día más los seres humanos nos demoramos mas años en hacernos cargo de nosotros mismos, pero confiamos, desde el minuto que somos concebidos comenzamos a confiar, que nuestra madre hará lo que sea mejor para mi, es decir no beberá, no fumará, ira al doctor, se cuidará, para darme el entorno que necesito para nacer… y nacemos…

Y seguimos tan frágiles que seguimos dependiendo del cuidado, del amor y de las conductas necesarias para nuestra subsistencia, confíanos, desde el minuto que nacemos que seremos alimentados, confiamos que seremos abrigados, que seremos protegidos contra animal salvaje a atacarnos… y desde la confianza total y absoluta comenzamos a crecer… aprendemos que si sonreímos tendremos mas caricias, aprendemos a reír frente a los seres que “confiamos”, somos muy pequeños para distinguir y en nuestros cerebros hay solo dos ideas, sobrevivir o morir… no hay buenos, no hay malos, hay quienes nos cuidan y podemos seguir viviendo y punto, el resto no existe….

Algunos años después… podrían ser 20, 30, 40 o más ya esa figura que nos cuida y esta 100% comprometida con nuestra subsistencia nos ha  ido espacio para nuestro crecimiento… y desconfiamos… ya no estamos tan seguros que el otro actuará de manera adecuada… salimos a cenar y ya no estamos seguros que otros conductores manejarán de acuerdo a las normas… nada nos asegura que no bebieron… pero antes de eso, tenemos 17 años, y desconfiamos del profesor, que por ahí le pone mejor nota a la niña o niño que son mas amorosos con el… y antes… bastante antes… no podemos confiar en un desconocido, porque si nos ofrece ayuda, tal vez sea para dañarnos… y entonces en este retroceder del tiempo nace mi pregunta y reflexión… para la que no tengo respuesta!. ¿en que momento de nuestra vida fuimos vulnerados o; nuestros padres como mecanismo de supervivencia nos enseñaron a desconfiar?

Lo aprendimos de forma temprana, nos decían “no hables con desconocidos”, o nos decían “si te ofrecen algo en la calle debes decir que no!” y déjenme contarles... dentro de mi formación o deformación me parecía ok. Pero ¿estaba bien?

Si alguno tiene la oportunidad de ver el gozo de un niño a eso del año dos meses vera que el padre lo lanza al aire, el niño disfruta la sensación de volar, ríe, a carcajadas y el padre lo toma en los brazos, lo besa y vuelve a repetir el juego… el niño ríen porque confía; confía que el padre lo tomará antes de caer, y es por eso que esta experiencia le resulta deliciosa, experimentar la adrenalina, pero sabiendo que “alguien” lo salvará antes de caer….

Y que pasaría si el padre lo deja caer, y le dice… “esto es para que aprendas a no confiar en nadie”…. Uf ¿era necesaria esta lección a los 15 meses de vida?...
En fin... resulta que los padres van recibiendo información de sus hijos y en el proceso ellos la aceptan o la juzgan, trasformándose de esta forma en sus guardianes o sus verdugos… y es en ese ambiente que los niños aprenden a decir lo que sienten, a expresarlo, incluso a pedir ayuda o a guardar secretos muy dolorosos en sus corazones.

Uf tirón de oreja para algunos padres… estamos dispuestos a oír a nuestros niños o los sancionaremos sin darle atención…. Esto me desvía del tema que quería hablar que era la confianza en las organizaciones, sin embargo… me parece tan relevante que los niños sean capaces de crecer en un ambiente de hablar con sus padres que son su mayor amor de forma libre, espontanea y sin juicios…


Entonces se me viene una petición primordial: Padres: conviértanse en el primer consejero de sus hijos… que sean a ustedes a quienes ellos acudan para “las preguntas” de la vida… establezcan un ambiente cálido y abierto, sin juicios, para que ellos puedan recurrir a ustedes con sus preguntas, sus temas, sus alegrías y aquello que les aprieta el corazón… si somos capaces de establecer esta conexión con los niños, nos evitaremos historias tan triste como aquellas de niños abusados, porque antes del abuso ellos van a hablar con libertad con ustedes y ustedes sin juicios estarán atentos, y serán la primera línea de defensa para ellos, no en frente de un juez, sino muchísimo antes de que ellos vivan una situación para la cual no están preparados.

Voy a dejar el tema de la confianza en las organizaciones o en quienes nos lideran para otro día... iba para allá... pero esta reflexión me pareció mas fuerte y potente...

Padres: ¡Escuchen a sus niños, en el lenguaje que los tienen para ofrecerles!

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