martes, junio 06, 2006

Río 2006 - 5 de Junio


5 de Junio, faltan 2 días...

Hace 742 días que salí de Río de Janeiro la última vez…
Hace 540 días que no tomo vacaciones…
Y mañana… mañana volveré a estar de vacaciones, mañana volveré a estar en Río de Janeiro

A eso de las 20:45 llame a la Luli, mi compañera de viaje para preguntar por inseguridades de último momento… ¿Cuántos Piscos Sour estás llevando?, ¿y vino?, ¿compro más?

Luli es una de mis mejores amiga, y hemos estado planeando esto de las vacaciones hace ya algún tiempo, con la mala suerte de que siempre pasaba algo que no nos cuadraban las fechas, finalmente para bien o el tiempo dirá partimos el miércoles temprano en la mañana y mientras tratado de recordar todos los pendientes que pueda tener, escribo estas palabras para ver si por fin consigo hacer un diario de viaje…
Siempre este era un proceso que consistía en comenzar a disfrutar los paseos desde algunos días antes…. Comprar un cuaderno bonito, anotar la lista de cosas que quería llevar, si había un objetivo en cuanto a adquisiciones escribirlo también porque después una se vuelve loca comprando cualquier cosa, la lista de quienes les debías llevar regalos si ibas a un lugar con conocidos y la lista de quienes te habían prestado cosas o habían aportado en el viaje y por lo tanto no los debías olvidar para traer algún regalo de alguna parte… en este cuaderno pegaría las boletas y postales varias para después recordarlo… y sobre todo escribiría el día. Esta es una de esas cosas que se las debo con certeza a mi padre y mi madrastra, porque no me imagino a mi mamá escribiendo un diario de vida, es la diferencia entre la parte poética de mi vida y la parte práctica… al final creo que soy un poco de ambos…. Cuando escribí diarios en cuadernos, el impulso me duraba hasta la segunda noche cuando estaba muerta de cansada y me quedaba dormida… mi parte obsesiva insistía que al día siguiente escribiera dos relatos para no quedarme atrás, pero mi parte más floja en eso siempre fue más fuerte y le decía a mi parte obsesiva que todo bien y que otro día nos podíamos poner al día…. creo que esa parte fue siempre más fuerte… veamos hasta donde dura el impulso esta vez.

He aprendido a viajar un poco más ligera de equipaje y esto en mi caso jamás se debe leer literal ya que soy capaz de viajar con equipaje de más incluso si me voy un fin de semana al departamento de la playa donde por ningún motivo algo podría faltar…. Es la parte de sentirse segura de que nada va a faltar… ¿y si me convidan a una cena ultra elegante?, ¿o a una entrevista de pega en medio de la selva?... obvio que tengo que llevar ropa adecuada para cualquier ocasión, incluso en caso de que el clima se vuelva loco y tengamos -3°C en pleno trópico… En fin por ligera de equipaje me refería a llevar cosas tipo commodities para regalar, por si nos invitan a comer a alguna parte y llegar con un buen vino chileno… esas cosas.

Este viaje ha sido un revolver experiencias increíblemente ricas e incluso medio desconocidas, mi compañera de viaje se ha dedicado a hacer que disfrutemos este paseo desde varios días antes, hemos intercambiado correos con lista de distribución de objetos susceptibles a ser compartidos (secador de pelo, mascara de masaje capilar, etc) y cada conversación nos ha llevado a soñar con lo que es estar de vacaciones sin mayores preocupaciones…. Ligeras de equipaje, las expectativas, simples: pasarlo bien.
Objetivo, repensar el futuro, colocarse metas, tal vez para cumplirlas antes de volver a viajar juntas, establecer estrategias para conseguir esas metas, en fin, las más densas por supuesto, ir a la playa, tomar sol, caipirinhas, leer un libro, conocer nuevas playas, reencontrarse con personas queridas.

De los “to do’s” antes del viaje, tengo casi todo cubierto:
- peluquería – check, con mil dificultades porque se me ocurrio oscurecerme el pelo y me sentía muy rara al principio, y si soy honesta 36 horas después todavía no se quien es la que esta del otro lado del espejo.
- Ordenar las cosas de la pega – y, bueh, una nunca esta en buen pie para irse de vacaciones. La semana pasada salí a comer con las personas de mi equipo de trabajo y dos por ahí mencionaron lo mucho que estaba necesitando vacaciones, no supe si alegrarme por la empatía o enojarme mucho por haberme dicho de forma tácita y políticamente correcta que estaba hecha un desastre humano.
- Comprar regalos varios – check… creo… y si algo falta… tampoco es taaan grave.
- Hacer la maleta…. Uf es un tema el de la maleta… partiendo porque hoy fui a la bodega y por motivos varios hay dos tamaños del maletas: el ultra pequeño, donde cabe un traje ideal cuando toca un viaje de trabajo por día y medio… y el modelo “me voy de la casa para no volver” donde corro el riesgo de llenarla igual… porque me cuesta tomar decisiones, si el pantalón A, B o C… y lo mismo me pasa con las poleras, pijamas, calcetines, zapatos, hawaianas, chalitas, botas… ufff…mucho que pensar por ahora.


Lo importante en realidad es que después de 540 días sin un descanso, que después de 742 días sin ver, sin estar en la cuidad maravillosa, probablemente en unas horas más este ya, en mi ciudad favorita! Amén.

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